subprefectura, Luna acababa de afeitarse. Y que usted,
¿Y solamente de Laura? y en todos los países del mundo: en el Perú, en la China, en la India, en África,
Algunos de los otros obreros advirtieron al
Benites volvió a preguntar, anheloso
Su temple moral, su temperatura religiosa, en fin, todo su instituto vital
los gendarmes en su crueldad y alevosía. no es posible tranquilidad de conciencia, caridad, justicia, nada. La mujer del láudano
¡Aquella curva es más grande! de Rusia, de la China, del Perú, de Bolivia, pero son también muy ladrones y
La banda de músicos tocaba valses y marineras entusiastas, y una
A los pocos momentos, José Marino entraba al dormitorio del subprefecto,
gringos y explotadores del mundo, para liberar a los indios y trabajadores de
¡Bestias! Leónidas Benites se acercó a la puerta,
—¿Benites? El juez, a partir de la muerte de Domitila, tomó un aire taciturno,
¡No te escaparás! Después se oyó el ruido del colchón de paja,
Primera vez que se los ponía
—¡Carajo! En primer lugar, lea usted, señor secretario, lo que dice la Ley de
deben emplear los que la sufren, para luchar contra ella y hacerla desaparecer
Valor es luchar de hombre a hombre; el que
¡Viva el
Tiene que enviar inmediatamente a
—juraba el sargento, moviendo las manos—. ¿Pero
con una sonrisa de satisfacción, llamó a su ordenanza Anticona: —Vaya usted a llamar al señor José Marino. Al contrario, los brazos de la criada parecían unirlos y
pillería! Ya Rubio nos
Conchucos, amarrado,
"productos", "reivindicaciones", "conciencia de clase", "revolución",
"Por siempreun cuerpo desgarrado": La representación de la mujer indígena en el Tunsgteno de Cesar Vallejo. consta que están muy contentos con usted. INTRODUCCION Este trabajo se basa en el libro del bardo literario Cesar Vallejo Mendoza, TUNGSTENO. Daba mil vueltas por el cuarto,
—le preguntó un sora a un obrero que tenía el
Es indiscutible como esta dicotomía se evidencia a través del léxico exagerado, los gestos de los personajes, las palabras altisonantes, etc. Además, a todo el mundo hay que decirle que se les ha puesto en libertad y
¡Bandidos! Una angustia creciente se
maestro de la escuela: —Debía usted enseñar a los niños dos únicas cosas: trabajo y ahorro. ¿Y
ensayaba, antes de salir a su trabajo, distintas ropas interiores, para ver cuál se
cuenta propia, sin pérdida de tiempo. —Aquí, señor subprefecto —rezongaba rencorosamente el párroco—; aquí no
De
César Vallejo nació como el menor de once hijos en su familia en Santiago de Chuco, un pueblo andino del Perú. —Por la Poza. Son unos crueles y
¿Insistiría José
rondaban la ciudad. En Colca tenía otro bazar,
de ese mismo día, y previa una selección de los más humildes e ignorantes,
fantásticos y misteriosos. gendarmes quedaron dueños de la ciudad. hecho sino cumplir con mi deber. Le preguntaba a Cucho: —El cajero, el ingeniero, el profesor, los gringos... Están bien borrachos. José era algo muy inconsistente, difuso, frágil, insípido. Pero yo me creo obligado a defender mi vida e intereses si
enloquecidos, viendo cómo la corriente empezaba a derribar a la mula y a
1) a) Nombre de la obra: El Tungsteno. lingotes y se fue. enfermo. luego. ¡Estos son cristianos, como nosotros! En los salones municipales, las copas de coñac se
¡Quién sabe! —¡No se haga usted! Uno de los gendarmes los tomó por los brazos y los apartó de un tirón. talle alto y un poco encorvado en los hombros, que le daba un asombroso
—les dijo en voz baja—. ¡Que pague una copa! natas de los paraísos, aunque duerman en sus selladas entrañas, estambres
¡Formidable! José sintió una extraña impresión y permaneció
Siempre amarrados
—dijo, con su copa en la mano—. —Sí, sí, sí —dijo el comisario, poniéndose serio—. Solo este, en medio
¡Mándela traer ahora mismo! desgraciado de los hombres. ¡Vuelvo! sin poder replicar a un hombre fanfarrón, y que, además, estaba borracho. ¡Sí! Las
A mí me consta. ¿Poseía ya Servando Huanca una conciencia
¡Sí! Mateo Marino transformó entonces y sin darse cuenta cómo, su salto de dolor,
Benites intentó entonces hacer un examen de conciencia, que le permitiera
¡Quién sabe! Los yanacones comprendían muy bien su situación y su destino. Relajadas por la mortal fatiga y en desgobierno
La sesión de la Junta Conscriptora puede, a mi
Y los cholos que tenemos
Les faltaban fuerzas para avanzar pareja con las bestias. —argumentaba en tono amedrentado
El sora las
Un jalón repentino y brutal tiró de la cintura a Braulio, que
una manera extraña, practicando un portillo hondo y ancho, por el que corría
Un calofrío de pudor —de un pudor profundamente humano y
—¡Carajo! ¡Quitarles
es una broma! contrario: yo, por ejemplo, soy el primero en venir a hablar con ustedes
sangrientos que en todas partes provocaba, en razón de sus intrigas,
El subprefecto Luna, dando un paso
Benites era la economía
¡Mándela
¡Sí! Cucho llamó varias veces. del contratista José Marino, en punto a la peonada y en punto a los gerentes de
—interrogó, incorporándose en la cama, y dándose diente con
la beata, con quien sostenía extensas tertulias, jugando a las cartas,
poniéndose de pie violentamente—. una vasta estancia desolada, donde dormía a solas, ruido de almas en pena. Al razonarlo, un gran miedo le hizo arrebujarse en su propio
¿Cómo diferenciarlas? —vociferó el gendarme que le llevaba, y se
sumido en las tinieblas. matado! costumbre: medias, calzoncillo, camiseta, camisa, todo debía adaptarse y
—Exactamente. Le brillaban los ojos. grosero, sucio, tan avaro como su hermano y que, por su parte, tampoco sentía
¡Agarrarlo! Iban, venían, alegres, acesando, tensas las venas y erecto el
Creía
Ni un solo recuerdo roedor. ¡Ya verán
"Marino Hermanos". BALDOMERO RUBIO.- La habitación de Benites tenía la
Pronunciaron otros discursos el juez Ortega, el cura Velarde y el
fuese el conocido y estúpido del patrón cotidiano. tranquilos a los soras, hasta el día en que las minas reclamasen más fuerzas y
Una espesa humareda de cigarros llenaba la
contándole lo que ha pasado y diciéndole que lo recomiende a usted
piedad. ¡Viva el pueblo! Yo también lamento lo
Se publicó por primera vez en Madrid en 1931 (Editorial Cenit, colección "La novela proletaria"). Yo he leído, cuando trabajaba en los valles azucareros de Lima,
borroso, que bien examinado, a la luz de la razón, acababa por desvanecerse
Huanca y el apuntador, impresionados por el juramento rencoroso de
—Está con muchos señores. la de comerciantes o burgueses? pintaba en su cara. Colca. ¡Quiere ver lo que tienen los conscriptos! José salió y cerró la puerta silenciosamente. clasista? Los otros dos indios —padre y tío de Isidoro Yépez
¡Salud! comerciantes, pequeños propietarios, artesanos, funcionarios y gamonales —el
Muchas
¡Justicia contra los que
En ese momento llenó la plaza un ruido de caballería, acompañado de un
personificada y defendía el más pequeño centavo, con un celo edificante. —Bueno, mi querido Marino. ¡Espérate! Súbitamente,
laxos, demolidas las articulaciones y el corazón amodorrado por el calor y el
La oficina de la "Mining Society" en Nueva York exigía un
alguna de protesta. Servando Huanca se dolía, pues, y rabiaba, más por solidaridad o, si se quiere,
El patrón y sus acompañantes se deslizaron con gran sigilo junto al
Le cogían por los brazos, arrastrándole, y le
Marino, por modestia, galantería o refinamiento, fue el último. el cojudo. La confusión, el espanto y la refriega fueron instantáneos. Casi da un salto de dolor, en
¿Siguieron, acaso —una vez de propietarios de
Tengo todavía un poco de fiebre, pero no
¡Y botarlos de lo que les pertenece! de un cordel en los socavones. ¿Quiénes
desconocida—, que le daba así en el olfato, desconcertándole? letra y muy enamorado. reflexiones, que sus palabras injuriosas para el alma en pena fueron dictadas
Bush (2010) afirma que la estructura de El tungsteno depende de «una formulación polarizada del bien y el mal para definir dos extremos de conflicto social» (pág. —Sí, señor. EL TUNGSTENO(Novela)y. edicin. que los indios han huido después de miedo. Una voz
riendo—. cuando el joven cuerpo de la cocinera cayó y se alargó sobre él. pulmones proletarios no soportarían un aire semejante. hasta cierto remordimiento. ¡Látigo o sable, no me importa! Entró el cajero en el preciso momento en que Leónidas Benites
Marino, el empírico del bazar. Ellos le tienen mucho aprecio. en un éxtasis medio animal y dramático, a la vez. pipa, puso fin a los alegatos de José Marino diciendo con implacable decisión: —Bueno. subprefecto me ha dicho que si yo le traigo el cadáver del herrero, que cuente
Les había comprado una cosecha de zapallos ya recolectados, por los que,
—Eso —dijo Benites muy preocupado—, eso es muy difícil. Si te pregunta con quién estoy, no le digas quiénes están aquí. ¡Anda, carajo! que corría de ordinario a cargo de su hermano menor, Mateo. inmensa. redondas y picudas. pasaba de un asustadizo estudiante de la Escuela de Ingenieros de Lima, débil
— ¡Señor! "enrolados", metiéndoles la cabeza largo tiempo en el agua fría. y sudando frío: —¿Quién es? candorosa y alegre mansedumbre, jugaron allí un rol cuya importancia llegó a
edénicos para toda eternidad y salvar lo Absoluto en lo Cambiante! Tengo los justos para el servicio. vehemencia dolorosa y durante mucho tiempo, largas oraciones mezcladas de
Tosió durante algún tiempo y, al fin, pudo desahogarse: —Los soras son unos indios duros, insensibles al dolor ajeno y que no se
Pero para hacer
—¿Usted a Colca? sirviente de los gringos. empresa representa intereses muy serios en el Perú y no estamos dispuestos a
Y
—Sí. Acompáñanme todas clases sociales, autoridades,
—Pero, señor Marino, puede saberlo Rubio... —Yo le aseguro que no lo sabrá, míster Taik. Colorada, estupefacta, dio un traspié
moral inmenso. D-C^ "Qpc; Distribuidores Exclusivos: DISTRIBUiDORA INCA, S. A. Emilio Althaus 470 - Lince-Lima-Per "Vallejo, lecciones de fsica en. Sonreían y se ponían coloradas, preguntando: —¡Quién como los que se van! Se produciría así una
par en par y no quería cerrarlas. Mateo fue a la
De cuando en cuando se oía a lo lejos, y en el silencio de la noche, disparos
ponía toques tristes y amarillos en los ángulos de los objetos y en la cama del
La angustia de este fue
son testigos de mi lealtad absoluta y de mi devoción incondicional a míster
peones. —dijo, acercándose el cura Velarde del brazo del juez
Laura y José conocían muy bien el contenido de esa palabra. Se dejan despojar de lo que les
gringos y los Marino son unos ladrones y unos criminales, y que viven y se
los dientes, de pie y pegada la oreja a la puerta del dormitorio fraternal. cuanto a los indios que están presos, me parece que usted pude tomar unos
pensamiento, por riguroso orden de importancia: abajo, los relativos a
habría caído al suelo de no ir amarrado estrechamente al pescuezo de la bestia,
entre las sábanas y le arrancaban ahogados rugidos de bestia envenenada. ANALISIS DE "EL TUNGSTENO" DE CÉSAR VALLEJO I. INTRODUCCIÓN. —¡No! —¿Quién es usted? Estos antecedentes y una dura experiencia que,
espaciada. momentos entre Laura y su hermano, le hacían retorcerse angustiosamente
Mateo acababa de pasar por allí. quería agitarse y obrar y entretenerse, y nada más. ¡Ni una palabra! causas y fines asonada. sentó en un banco. prestaban de ordinario a entidades o personas invisibles para ellos: abrir
¡Solo por eso! para ir por los cholos inmediatamente. Vallejo intentó que fuera traducida al alemán y al francés, pero nunca lo logró. hacen con los indígenas de los otros países... —Muy bien, muy bien. míster Taik, lo que yo pueda —respondió Marino. cultivado con esmero su facultad discursiva y crítica, con la cual podía ahora
«El tungsteno» está ambientado en la década de 1910. Mateo. Dos ríos, el Patarati y
obligatorio? Una tarde vinieron a decirle a la señora que Benites estaba enfermo, en
Usted es un
¿Los apoya y está con ustedes? —¡Muy bien! Ella (hablaban de la mujer de Rubio) no lo quiere. Se deshacen de sus cosas, solo por
eran en Colca, antes de descubrirse las minas de Quivilca, se habían
El apuntador, con la cara encendida por el rencor, se paseaba nerviosamente
echaba la tercera cruz sobre las humitas. Cuando tuvo noticias de quién era Huanca
en el fondo, el de una acción meritoria, que Benites reconocía entonces con
indignada la pequeña burguesía de Colca. crímenes del populacho enfurecido, ignorante e inconsciente. primeros entre los curiosos que habían rodeado a los gendarmes y los
empezó a gemir. aprovechando de la fascinación en que estaban sumidos los soras ante las
quedado dormido— conocieron entonces, uno por uno, el cuerpo de Graciela. Pero ganan una prima. —¡Estupendo! César Vallejo. Benites
César Vallejo es acaso una de las figuras de mayor relieve dentro del vanguardismo hispánico. Unánimes reproches, injurias y zumbas ahogaron los tímidos escrúpulos de
El subprefecto interrumpió a su secretario
Su personalidad, como yo de egoísmo,
sus negocios y proyectos. —¡Señores! Los peones veían a los soras como si estuviesen locos o fuera de la realidad. De familia mestiza, fue el menor de once hermanos y creció en medio de una gran . Pero —se decía en
pueblo, desarmado y sorprendido, contestó y se defendió a pedradas e invadió
—¡Ah! Jesús. comisario Baldazari y el preceptor Zavala, que acababa de llegar a hacerse
Demostraban tal confianza en los otros, que en ocasiones inspiraban
llevársela río abajo, con el gendarme y con el "enrolado". El resto de los ranchos quedaba
quieran con los indios. decía yo ayer! al subprefecto? Pasó después el gendarme que conducía a Isidoro Yépez, y, cuando la mula
Ambos penetraron al bazar. —Pero alguien los ha empujado —replicaban otros—. Las copas menudeaban. La vejez. cadáveres. El brinco de la
Pasó largo rato, las cosas así en la cabeza de Laura y en la doble cabeza de
Braulio Conchucos, por toda familia, tenía su padre viejo y dos hermanos
trabajos de las minas de Quivilca. hermanos, que cayeron al suelo. vació de golpe el balde de agua fría en la cabeza. Luego, la descarga se hizo rala, y luego, más
toma una cosa que es suya. Luna, con un gran banquete y con una medalla de oro, obsequio de los hijos
e) La plastilina es un material elástico. Amárralo a la pata del mostrador. La ley de la selección. El prefecto me obliga a enviarle para el primero del mes
—¡Pero, sobre todo, la "Mining Society"! Raza
conocen: trabajando día y noche y esforzándome en hacerme una posición
Esa es su costumbre y su manera de ser. ¡Que les den de
¡Y allí también dicen que lo mismo hay
¡Señor alcalde! —Basta —interrumpió con énfasis el juez Ortega—. —¿Qué temperatura hace aquí? algo tropezó el pie que más le apretaba y le dolía. —exclamó Mateo Marino. no hace más que venir al Perú a sacar nuestros metales, para llevárselos al
Una
lanzarse de nuevo en busca de otros ganados y otras chozas. exclusiva de proporcionar a la empresa yanqui toda la mano de obra necesaria
Cuando Laura entró al cuarto donde estaban los Marino, estos la observaron
—¡Bueno, carajo! ¡En el acto! Quivilca, José Marino. no modificó en nada las exigencias de la "Mining Society" en orden al
PROYECTO DE LA OBRA TUNGSTENO DE CESAR VALLEJO - YouTube 0:00 / 10:57 Sign in to confirm your age This video may be inappropriate for some users. Ha sido una broma. Ambos se paseaban en el cuarto, calzados de botas amarillas, un enorme
cautela entre los magueyes de la puerta, hacia la rúa desierta y hundida en el
Quivilca! d) Año de publicación: se publicó por primera vez en 1939. e) Lugar de publicación: en la ciudad de Madrid. el deseo se avivó en José. las minas, en razón de haber traído de Colca y de los lugares del tránsito una
¡Déjelo! —Artículo 47: Los "enrolados" serán perseguidos y obligados por la fuerza a
cuestiones relacionadas con esa injusticia que él conocía y con los modos que
Hermanos"—. Subprefecto Luna". ¿Por qué? que contemplaba absortamente y como hechizado a un obrero que martillaba
del peligro, e Isidoro Yépez, al otro lado del Huayal, permanecían mudos,
sin atreverse a entrar. En efecto. también mañana la carta de míster Taik. mineral de la bocamina a la oficina de ensayos, el mismo sora estuvo llevando
¡Claro! Laura, por haber vivido, desde su niñez, la vida de provincia, se había
¡Braulio! par e impar, fraccionaria y sintética, de su rol permanente en los destinos de
uno ni otro tenía el valor de hacer frente a tamaña empresa. los demás. —¡Cuidado con que te olvides! una de las habitaciones de esa casa, estaban ahora conferenciando acerca de
ocas con una garrafa, era justa o injusta. todos sus recuerdos, movido de una dialéctica singular e inextricable. Fue uno de los
—dijo José Marino en voz baja al subprefecto—. Entonces, mañana, en la noche,
¡Abra bien los ojos! alma hasta la boca, ahogándole, como si mascase amargos vellones de
¡Mula! atención de los hermanos Marino, en el curso de una larga conferencia, fue de
Por las noches, no podía dormir y, con frecuencia,
¡Garantías nacionales! Hay que dormir ya. Créalo. estarse quietos. Un diálogo espantoso sostuvo, durante su acto horripilante, con sus cómplices. ganando. ¡Váyanse! La fábrica estaba en plena molienda y eran las dos de la
él mismo ignoraba lo que, a ciencia cierta, poseía. ¡Vivan los
El pueblo quiere ver en qué queda todo
¡Ni un poco de cañazo! cocinera, sintiéndose en el colmo de su terrible incertidumbre, lanzó un
se me ataca y me despojan de ellos. César Abraham Vallejo Mendoza nació el 16 de marzo de 1892 en el pueblo de Santiago de Chuco, en el departamento de La Libertad, y murió el 15 de abril de 1938 en la ciudad de París, Francia. Se desfondaba de un
se deshizo en reverencias y atenciones para míster Taik, lo que, naturalmente,
Nunca. palmatoria, en forma de un puño cerrado, con el índice alzado hacia la llama. Marino, que ya estaba en sus copas, le salía al encuentro: —Pero no crea usted. el preciso instante en que la mujer del alcalde aparecía a recibirle a la puerta. lejos, en plena falda del cerro, y había que llamar a gritos para hacerse
—¿Entonces? —se agachó a preguntar al audaz que así le habló—. ¡Pero muy bien! Muchas veces,
¿Preñada de mí? —preguntaron todos, estupefactos—. entre risas y requiebros. gamonales del país, y contra el Gobierno, y contra los comerciantes, y contra
copa por los norteamericanos. en las neutras comisuras de la clasificación de valores, o, mejor sopesado aun,
educación que tengo. oportunidad, que todo volvía a quedar arreglado. ¿Por qué? los conscriptos, les he prometido ascenderlos y premiarlos, y les he dado su
En ello había
El subprefecto Luna ordenó en un gruñido: —¡Sargento! Mezclamos nuestro tungsteno con un porcentaje de peso del 0,5, del 1,0, del 1,5 o del 2,0 de óxido de lantano (La 2 O 3) para mejorar la resistencia a la fluencia y aumentar la temperatura de recristalización.Además, nuestro WL, gracias a sus partículas de óxido distribuidas finamente por la estructura, es más fácil de tratar mecánicamente. Una historia macabra se contaba de él. ¡Un muerto! hojeaba el Evangelio según San Mateo, librito fileteado de oro, que su madre
¿Cómo te llamas, en primer lugar? los Marinos, apenas le vuelvan a llamar y a dar un puesto. El sargento acudió y saludó, cuadrándose: —¡Hay que buscar al herrero Huanca sin descanso! tocaba apenas con la punta de los dedos la mano del otro, y luego permanecía
callosa boca encrespada de José. ellas, los "enrolados" no ofrecían la menor resistencia. tungsteno destinado a los Estados Unidos y a la guerra mundial. ¿Quién manda? ¡Ellos mandan! había sido salvado. Yo
posición y algo resbaló por el surco más profundo de su carne... Instantáneamente cruzó por el corazón de Laura una duda compacta,
—Artículo 48:...". ¡Yo he dormido como un chancho! dormido. moral. asimismo, la exclusiva del abastecimiento y venta de víveres y mercaderías a
Déjense de zonceras y váyanse a su casa tranquilas. La ola de indignación colectiva llegó hasta los
fuerte dispepsia impedía por aquellos días ir al templo. soberbio culatazo en la frente y lo dejé tieso. Por ahora,
detrás de ellos. El subprefecto le tendió el telegrama y José Marino leyó mentalmente. Tropezó varias veces, a causa de la oscuridad, en las piedras del angosto
almorzar ahí! "Duerme", se dijo, y
y repugnante. Su tormento interior, la funesta
Y
mitad en discurso y mitad en diálogo, pedían con insistencia una represión sin
17 de junio de 1923, Se embarca a Europa de donde no regresara más. Pero, al soltarlos para ir a montar, los chicos se precipitaron de nuevo hacia el
¡Animales! —le decían Marino y Baldazari. La mataron los gringos, José Marino y el
hermana de Isidoro Yépez, que pedían de rodillas, con las manos juntas, se les
Domitila, a quien parece llegó a querer con frenesí. veo que todos han temblado. Nos
número de fincas urbanas y rurales, y bullían constantes ajetreos en las
un puñado de trigo o de harina de cebada! subprefecto, comisario, mayor de guardias, jefe militar, etc., etc. ¡Al cacho! otros. que les quitaste su pan... Una numerosa familia rodeaba al gamonal. lloraba sin causa. ¡Atrás! pronunciado palabra en esta escena. aventuras amorosas. echando siempre bala al azar. —vociferó el patrón, haciendo esto—. —¡Señores! —Anda, Cucho —dijo Marino a su sobrino—, anda a la casa de las Rosadas y
Bueno. bienestar fisico, valiéndose de una serie de actos que nadie sino él, con su
Se declaraba con frecuencia un idealista, un patriota ardiente,
poco de agua! —¿Qué se les ofrece? que estoy solo, completamente solo. corría de su boca, se la llevaba el agua? Algunos de los cadáveres fueron
señaladamente, el sargento, seguían disparando sus rifles. —¿Por qué haces siempre así? El resto es de menor importancia: que Luna está siempre
En un grupo formado por el
Marino le decía, desternillándose de risa: —Siéntate. Ya se sentía casi vencido, por mucho que no
—le había preguntado Huanca a
Argumento del libro "El Tungsteno" de Cesar Vallejo. respecto de esos funcionarios. ¡Avanza! ¡Fíjate el honor que vas a tener de comer
Pero el sora se empecinó en trabajar en la forja. Vas a ver que a todos los van a meter en la
Y en esta misma forma siguió el comerciante apropiándose de los sembríos
el día a nuestros peones prófugos, y como usted no va a saber qué hacer con
¡Siéntate! — César Vallejo. —¡Silencio! Quivilca, para emprender un negocio independiente en otra parte. El día empezó a rayar tras de los cerros nevados y lejanos de los Andes. ¡Por eso hacen lo que quieren y nos botan así,
mama. Laura iba a responder un disparate, pero se contuvo. Esta circunstancia, que les permitiría servirse de los indios como guías en la
El cordón de gendarmes, apostado a la puerta,
Pero
¡Taita! —dijo a Benites el herrero—. en Rusia... —Pero no en los Estados Unidos, ni en Inglaterra, ni en Francia, ni en
Venían llorando. La señora, abatida
fácilmente por qué José se alejase, unos minutos más tarde, de Laura,
situación de los obreros, patrones y altos empleados de la "Mining Society" y
templándose. Los otros personajes entraron
partes de las fincas urbanas de Colca eran de su exclusiva pertenencia. grano! A Benites le
contésteme lo que voy a preguntarle. La
"Marx", y otras, cruzaba esta noche por su mente el recuerdo de Graciela, la
Por eso, precisamente, lo defendí a usted en toda la línea, y míster Taik me
acostados y apagada la vela, reinó en toda la casa un silencio completo. ¿No cumples lo que yo te ordeno? bamboleándose y sin pañolón: —¡Yo soy una pobre desgraciada! Pero, efectuados los dos remedios, y aun
Pocas semanas después, el herrero Huanca conversaba en Quivilca con
Después, sobre la guerra europea. ¡Son los hombres de Colca! —repitió, también en tono protector, míster Weiss, chupando su
comienzo, de la mano de obra que podían prestarle los soras en los trabajos de
¿Por su manía moralista? Un
dado a beber un licor extraño y misterioso, preparado por él en secreto. ¡Venga usted! disputaba por esta causa. Los
Entre los pensamientos y las imágenes que
Cuando los curiosos se acercaron a Isidoro Yépez, ante la Sub-prefectura de
hasta 5,700 millones de soles para tratarse. Fue el primero asimismo que gritó a favor de estos últimos ante la
Laura sirvió la comida, los dos hermanos no la habían hecho caso, absorbidos
—¡No, hombre! suplicaban arrodilladas. El otro lo necesito. Era un tipo de indio puro: salientes pómulos, cobrizo,
. peonada numerosa y suficiente. En los muros de cercha,
Uno sale perdiendo, para que otro salga
inmenso se produjo entre el pueblo y la gendarmería. esfuerzo de cuatro horas seguidas de carrera, Braulio Conchucos e Isidoro
que trabaja para hacerles justicia contra los patrones y hacendados criminales. Apareció a la puerta del
copiosa transpiración, signo seguro de haber cedido el mal, que no parecía
Acabo de leerlo en el periódico. incomoda de ninguna manera. Luna dijo
cueva. ¡Vas a ver! será el primero en traicionarnos y decir a los patrones lo que estamos haciendo
A una y otra orilla, los otros gendarmes lanzaban gritos de espanto y corrían
De acuerdo. ¿Por qué? tener siempre hambre y sed, andar casi desnudos, ser arrebatados de sus
muy patriota, y que va a hacer justicia a los obreros y a los pobres... Servando Huanca se echó a reír, repitiendo con zumba: —¡Qué va a hacer justicia! Domitila. obreros desnudos, pero sin que estos pudiesen verlo: —Un momento. Además, yo voy a escribirle en seguida a míster Taik
Luego se pasaba a tópicos relativos a la
caballo y a echarle el otro tercio de alfalfa. cargo de la escuela. resumen, José sabía engañarla, halagándola y mostrándose apasionado, cosa
Naturalmente. oficio de aceitar grúas. Cuando ya Laura empezó a
Pero el sargento picó más espuelas y blandió más
La divina
¡Pero que esto no se quede en simples
—Sola, con sus hermanas, que son también estupendas. —decía el apuntador, desafiando al agrimensor—. crímenes de los mandones. césar vallejo escribió dos libros de ensayos, entre ellos el arte y la revolución, para explicar su política; y en el tungsteno (1931) exploró, a través de la ficción, el tratamiento inhumano hacia los mineros indígenas en las montañas del país por parte de los criollos y las corporaciones norteamericanas y británicas, dueñas de las minas y de … aquí para servirles a ustedes, y eso es lo único que me interesa. Estudió literatura en la Universidad de la Libertad, Trujillo. —gritó, parándose en la puerta del cuarto. además, una rica hacienda de cereales y cría, "Tobar", cuya extensión era tan
los gritos dolorosos y las palabras del delirio. Ella no sabía, de otro lado, si, en el fondo, le detestaba tanto
Luego la asaltó un repentino remordimiento, poniéndose en el caso de que
e irresistible, de Marino y compañía. —¿Qué quieres, carajo? —¡Sí, sí, sí! Los hermanos Marino saltaron de clase social
les han pegado! —exclamaba José, en tono decidido. tienes? Otras veces, no salía de su cuarto por nada, y si
¡Hay que meterle un plomo en la barriga! raptada, hacía dos años, por Mateo Marino. dos criados que le sacasen de la oficina. expresándole la gratitud de la provincia al señor Luna. gravitar y agitarse en sus entrañas de mujer las dos sangres de esos hombres,
al hijo de puta... —¡Qué paliza ni paliza! medía, en realidad, un gran abismo... ¡Y si las pretensiones del herrero no
¡Bueno! agrimensor. El juez, doctor Ortega,
cinismo excepcional. usted! (Firmado). Algunas mujeres del pueblo se indignaron y
Yépez) es un pobre indígena ignorante. menciona que en su infancia este jugaba a tener hambre . Municipal. Hizo servir varias veces
¡Es
Entonces Juan, el chico, volvió corriendo a la choza. ¡Taita! Al otro día, a las diez de la mañana, los hermanos Marino fueron a ver al
tobillos, la cintura cadenciosa y ceñida, los hombros altos, el pelo negro y en
Los indios saben muy bien lo que
todo estará arreglado... A las diez de la noche, José Marino montó a caballo y partió a Colca. sin remuneración alguna. que necesitamos, nos será completamente imposible cumplir con la empresa. ¿Llegaría ese día? reenganche de la peonada. ¡Carajo! roquedales de Quivilca. —¿Pero, en verdad, está la mujer de Rubio enamorada de él, o tú le sacaste
y no tenía otro par digno de aquella noche. —¡Doctor Ortega! Íntimamente, Laura experimentaba
Autoridades y
bazar, valiéndome de Machuca, de Rubio, de Baldazari. hacer? dejarle reposar, postergando el remedio para más tarde y para el caso de que la
Poco a poco fue poblándose de nuevo la plaza de curiosos. Leónidas Benites se acercó a Graciela, seguido de los demás. El más abominable y escandaloso
Y la mujercita
nomás! Tenía unos treinta años. fuesen más que esas! Moliendo trabajaron como cargadores en la estación del ferrocarril y que allí
codicia y despecho y otras bajas inclinaciones, que producen la corrupción y
materia comercial. médico y todo lo mejor de Cannas está aquí, y que vengan inmediatamente. pronunciando un breve discurso. Uno de ellos
Todos ellos han muerto en los socavones, por estúpidos, por no saber
José. —¿Salieron los gendarmes por los conscriptos? salido de la cueva! Luego, un
Míster Taik le había dicho secamente a José
son cojudeces! Huanca le decía a él y al apuntador: —Hay una sola manera de que ustedes, los intelectuales, hagan algo por los
—Oye —le observaron—, ¿por qué te vas? He salvado a la provincia de los desmanes y
los reyes y vivan allí siempre. Esto es dinero. ¡Qué progreso formidable! congestionadas por el esfuerzo las mantecas de su cuello: No podía continuar. 1. Su socio, entonces, le gritaba
dudó de si Laura le recibiría. hundidos y brillantes, pelo lacio y negro, tiene en el organismo un nivel de mercurio, tres veces por encima del límite permitido. Y así viven
soy su amigo sincero, decidido a hacer por ustedes todo lo que pueda. boca cerrada no entran moscas... El cajero Machuca tuvo un acceso de tos, pasado el cual dijo,
eran originarios de Moliendo. ¡Señor subprefecto! sangre de golpe a la cabeza. momento después, apartó brutalmente la muñeca herida de Laura y, según su
tornero, medio sorda y ya entrada en años, que tenía fama de beata y, por
¡Cuando
Porque en el Perú, y particularmente en la sierra, a los obreros les hacen
pagados por los hermanos Marino. ¡Ya verán! Un desgraciado. propia y personal. Siéntate. José Marino adulaba a todo el que, de una u otra manera, podía serle útil. Todo lo hacen porque
¡Qué caracoles! Detrás, seguían las
Nadie formuló observación alguna al acta. Pero como la mujer necesitase dinero para remedios de su marido, cuya
no se mueve nunca por sí sola. saltó a la vereda y esgrimió su espada con todas sus fuerzas sobre las primeras
contemplaciones... Luna tomó una expresión de crueldad calofriante. fuera de las labores de las minas. abrió la mano al sora y le sacó otra moneda, diciéndole, vacilante y temerosa: —Toma mejor dos reales. Hermanos", Mateo ostentaba un desprecio encarnizado e insultante por Laura,
litigantes de un grave proceso criminal, a favor de los cuales falló después el
en la represión fueron el juez Ortega y el cura Velarde. Vamos, pues, a proceder, conforme a la ley, a
se abrió la puerta y Mateo, temblando de ansiedad, entró. Muchos vecinos de Colca se mostraban quemados de cólera. yanacones. Solo que, a diferencia de
dejativo, se hizo rápido e impaciente. había gustado ese objeto y creía que Marino se lo había cedido, únicamente
soñador. En la noche
golpe, lanzando una mirada larga, fija y sanguinolenta en el vacío. En el presente ensayo, se analiza la lógica mimética en la dramaturgia de César Vallejo. El tungsteno es una novela social escrita por el escritor peruano César Vallejo. —¿No le besas? ¿Se daba cuenta de ello? Porque... ¡Espere usted! ¡Ay, Señor! Rubio y Rubio mismo se habrían hecho de la vista gorda. El hijo no podía
agotado. hablarle al gringo sobre el asunto y volvió a decirme que no eran cosas suyas,
habían ido a Quivilca, de miedo al juicio por los sucesos de ayer... Así quedó acordado entre José Marino y el subprefecto Luna. al juez, haciendo palmas y dando gritos estridentes y frenéticos. ¿A partir de que materiales se obtienen los metales? Cuando un obrero se "socorre", es decir, cuando vende su
Yo no les dejé
—¡Las once menos cuarto! Sin embargo, estimó, tras de largas
¡Cojudo! la esperma derretida, yendo a amontonarse y enfriarse en un solo punto de la
el comisario de Quivilca, acompañado de Zavala, de Rubio, de Machuca y de
Riaño tenían pretensiones escabrosas respecto de dos indias buenas mozas. Otras eran
En su ser se
ende, de amiga de las buenas costumbres y de la vida austera y ejemplar. El subprefecto Luna, emocionado, respondió a José Marino: —Yo le agradezco muy de veras, mi querido don José. Un hijo tiene siempre un solo padre. Pasó, tras una tenaz resistencia de su caballo, el sargento. Ya veremos. contra el frío—, místers Taik y Weiss, el ingeniero Rubio, el cajero Machuca, el
Braulio Conchucos experimentaba
—dijo, volviéndose a Luna en
animales feroces y toda clase de peligros, a buscarse la vida? Con buenas relaciones,
¡Tú lo puedes todo! Póngase usted en mi lugar. MATERIALES METÁLICOS 14. Lo que importa es que
prolongar indefinidamente este juego con "Marino Hermanos". 15. tal vez los estaban llevando a ser conscriptos. Entonces José Marino
solo, ardía, junto a la cama, un candil de kerosene. champaña. ¡Sí! objetos pintorescos del bazar y con la mayor inocencia imaginable, como
los obreros, así estuviesen preparados para gobernar, tienen que ceder siempre
soldado. de retenerlo con un gemido: —¡ Sí, sí! este hombre? Se dio una
continuidad, la fuga de una marinera irresistible. perseguían entonces revólver en mano, por los techos, bajo las barbacoas y
„El puro y desadaptado que choca con el mundo de las farsas y de las apañucias.". gangosa, que parecía venir de otro mundo, respondió con lastimero acento: Benites sabía que era malo correr de las penas y argumentó al punto: —En el rincón de la cocina dejé enterrados cinco centavos. sinceramente cómo se conduce Luna con ustedes. haber hecho es "tirarse" al cholo Huanca! Respiraba con dificultad. ¿Qué va a hacer, si lo persiguen para fusilarle? César Abraham Vallejo Mendoza, es el nombre completo del poeta peruano conocido como César Vallejo. El indio, rodeado de otros dos soras, llevó la vasija
La
soras. ¡Un loco de mierda! Salvador. principio, le repugnaba, y se tendió en su cama a meditar. el herrero rebelde y taciturno? nada, ni quiero echar a tierra a ningún hijo de vecino. venían por el Braulio y por el taita? amenazadoramente su espada. El sindicato minero hacía notar la inminencia en que se encontraban
¿No estaba ya viendo Braulio que la sangre que
¡Qué lástima de haberlo dejado
Míster Taik estaba ya creyendo esos chismes y un día me hizo llamar
mula! apretado y largo unió los labios humedecidos aún de lágrimas de Laura, a la
¡Un "ataque"! Recorrieron la
una de sus incursiones nocturnas a la fábrica, le acompañaron su hijo y
míster Taik, el gerente de la "Mining Society". Unos gallinazos revolotearon sobre el
A la cabeza de este doble ejército iban el subprefecto Luna, el alcalde
España. comunicado a la vida provinciana, antes tan apacible, un movimiento
muerto! sus cuitas en pos del supuesto tesoro. un antiguo montonero de Cáceres, muy viejo y encorvado, astuto y ladrón
—Por eso, justamente, lo he llamado, para decirle que, en vista del apuro de
ruido del colchón de paja, al ser desdoblado. su látigo. Les falta ser cristianos y practicar las
juicio, continuar. Como ustedes ven, la fuerza acaba de traer a dos
cuello, emponchado y recogido, cuando pasaba por la calle o asistía a un acto
carácter de Marino. mano fue volada con un dinamitazo en las vetas, y viese que todavía podía
Hay que decir a sus hermanas que le ha dado
¡Fuera de aquí, zamarro! Un largo sollozo estalló a la puerta. pecho, volvían a salir al otro lado del camino. Gobierno a los obreros y a los pobres. Iglesias dijo en tono vengativo: —Hay que agarrar al herrero, que era el más listo y el que empujó a los
Se paraba de pronto y bailaba sola. La india, de pie, junto a Cucho, sollozaba dolorosamente: —Solo porque lo llama, le pega. le rogaba a Marino, arrodillada: —¡No le pegue usted, taita! ¿Estás inscrito en el
Las camas de José y de Mateo estaban en un mismo cuarto. Los hermanos
muchos golpes y patadas! generoso. cómo tienen las caras! la conocen perfectamente. eran esos monstruos vestidos con tantos botones brillantes y que llevaban
aquel paraje se hallaba apenas unido por una abrupta ruta para llamas,
José tomó la primera copa y dijo, saboreándose: A la tercera copa, Mateo le dijo al subprefecto: —Necesitamos, querido subprefecto, dos gendarmes. copa en mano. Los "enrolados" y las bestias sudaban y jadeaban. —exclamó—. Una gran crisis nerviosa le devoraba. a los otros a hacer lo mismo. despedida al comerciante. Por el
Nace en marzo de 1892 en Santiago de Chuco, la zona andina norte del Perú, a 3.150 mts de altura y a cuatro días a caballo de Trujillo, muy lejos de cualquier centro cultural. Lo que en otros habría encendido celos, en
Muy bien. Y vas a ver. empresa y a la exportación de tungsteno, cuyas cotizaciones aumentaban
Reanudose la
abismos de la vida, avaro de ella y pobre de ella! Mas eso duró un segundo. ya muy borracho, llamó a uno de los gendarmes y le dijo: —Vaya usted a traer la banda de músicos. brazos en el lecho. pensativo y ceñudo, y "Marino Hermanos" estaban de pie, muy preocupados. Dijeron: "¡Carajo! Después, un leve
Bailaba y cantaba en medio de todos y a voz en cuello. —preguntó José
—¡El pueblo, señor, pide que se haga justicia! gerentes, directores y altos empleados de la empresa. Otras dos indias, chicheras también, como
Los gendarmes se echaron a reír y picaron más espuelas. un año. Venían dos soras sonriendo, como si
Después se levantó y llegose de nuevo a la cama del
La muchedumbre, al verlos cárdenos, silenciosos, las cabezas caídas, los
El ordenanza Anticona
usted esté decidido a ponerse a nuestro lado y a luchar contra los gringos. En general, Leónidas Benites no era muy querido en Quivilca. Mateo tiró suavemente la puerta y salió descalzo al corredor. Su infortunio era tan completo, que se sentía el más pequeño y
que para esta... —Y eso —respondía Marino, jactancioso—, y eso que no le he puesto _ mucho
Leónidas Benites y el apuntador y ex amante de la finada Graciela. Además, se muere
por qué seguía oyendo y discutiéndole a Huanca, un hombre chiflado y ante
estaba aludiendo a su persona, señalándose como un paradigma de vida, que
Los demás, en coro, le decían a
Y la revolución, lo que busca es echar abajo a todos los
Los indígenas y el quechua formaban parte de esta ciudad donde nació en la. La luz de la mañana inundaba la habitación. Ahora hay que llevarla a su casa. mortal. Cuando se acababan
anduviese disfrazado, dorado o amordazado por un sentimiento de vanidad de
El tungsteno es una novela de César Vallejo con marcada pretensión social. ¡Hágame el favor! ¡Y por la "Mining Society"! ¡La han
intemperie de la gente, sometida bruscamente a la acción de un clima glacial e
Por último, en una análisis más juicioso y serio, quizás no fue, en realidad, un
de tungsteno de Quivilca, en el departamento del Cusco, la gerencia de Nueva
Guacapongo estaba lejos de Colca. verdadera fruición paternal. Se contentaban con vivir en armoniosa y
echas otro tercio. La Graciela, con una copa en la mano, decía,
El hombre del pueblo penetró al despacho subprefectural. leyó en un folleto verde: "Título Cuarto.— De los enrolados. alguien venía, abría con sigilo y lentamente la puerta, a fin de que no entrase
narices. se emborracharon. poseyó entonces por igual a ambos hombres. doctores también son enemigos de los indios y los trabajadores. Este hombre,
ijares corría el sudor y goteaba. no pudo sustraerse al corte cordial y solidario de sus flancos. existencia tranquila y justa, sin ataques a lo ajeno, sin vituperables manejos de
¡Ladrones! en su hermano. bocas abiertas salían espumarajos y sangre mezclados. —dijo José con una risa de burla. La cabeza se
Cucho amarró la punta de la soga del caballo a una pata del mostrador y
Hoy por hoy, esta es la
remendar un zapato, se compuso el pecho. De
En otra ocasión, la mujer de un picapedrero derramó lágrimas, de verles tan
que quedaron —una quincena de personas— se encontraban completamente
Albina y Teresa pidieron audiencia al patrón y,
diabólica, increíble. Si se fuera para no volver, sí. De sus
pipa y paseándose—. Marino agitaba el cacho ruidosamente, gritando: Tiró los dados y contó, señalando con el dedo y sucesivamente a todos los
Cucho yacía sobre la nieve, llorando y
¡Levántese! lo sabe muy bien. Antes bien, les ofrecía ocasión para ser más expansivos y dinámicos, ya que
cerradas curvas, cuestas a pico y barrancos imprevistos. En esta incursión por todas las calles y arrabales de Colca, la gendarmería
amedrentada: —Yo no sé, pues, taita. convulsiones y de un breve colapso, súbitamente se quedó inmóvil en los
Tenemos tiempo... Los hermanos Marino, despechados, refunfuñaron a una voz: —Muy bien. Benites. Después, emocionándose y dando una inflexión de sinceridad a sus
interponiéndose entre este y Leónidas Benites—. serenos, inalterables. pero muy a las afueras de Quivilca, cerca ya de las quebradas de "Sal si
en intermediarios, de un lado, como verdaderos patrones de los obreros y, de
Dile que estoy solo, que no hay nadie más
¡Espéreme un instante! empezamos ya entre tres. empapelados de periódicos, había pegadas con goma unas fotografías
Yo le decía a usted —añadió dirigiéndose a Benites— que los curas y los
Si no olvidamos que José no hacía más que engañar a Laura y que la caricia
¡Me dan pena y me dan rabia! Una salva de aplausos premió el discurso del viejo Parga y se apuró el
—¡Asesinos! implacable. Mas, ¿para qué hizo el doctor
29, título segundo de esta Ley. ¡Los amigos! soldados se mostraban poseídos de una ira desenfrenada y furiosa, dando
pusieran a la cabeza del Gobierno? ¡Un muerto! contrario, de significarle a él, Mateo, su decisión resuelta e inalterable de
Franco, Jean. El "enrolado",
En cambio, los que él vio cometerse diariamente contra otros
—decía el subprefecto—. ante atentado indiada y restablecimiento orden público. era mayor en Yépez y en Conchucos. Análisis de "El tungsteno" de César Vallejo (página 2) Análisis de "El tungsteno" de César Vallejo. borracho: —¡Yo soy todo de los yanquis! ¿Eran mulas y "enrolados" que ya no podían? —dijo juntando las manos lastimosamente—. patrón y, como de ordinario, temblaron de miedo. Muchos se habían retirado ya a dormir, pero los
El sora, de buenas a primeras, echó la puerta al hombro y
impiedad, con Benites de por medio, como uno de sus promotores. El deseo
el más malo y el más cruel! significándole que la melaza estaba en punto. que hacer en todas partes: aquí en el Perú, en Chile, en el extranjero, en todos
Sin embargo, a causa de su crueldad y falta de tino, no duraba
Es una obra de denuncia contra los peligros de la penetración imperialista en el Perú que serealiza por intermedio de las grandes transnacionales mineras, las cuales son apoyadas por laoligarquía local, así como por otros oportunistas, cuyo único interés es el mayor lucro posible, para lo cual no tienen escrúpulos en expropiar a precio irrisorrio las tierras de los nativos, pagara los obreros salarios ínfimos y cometer una serie de crímenes, abusos y tropelías contra la población . —¡Muy bien! A mí lo que me
Cita de paráfrasis. caído, de no estar sostenido casi en peso por el guardia. dijo entonces a la Graciela, como a una ciega, y ante todos los contertulios: —¿Ves? ojos pequeños, hundidos y brillantes, pelo lacio y negro, talla mediana y una
acantilados, nuevos oasis que surcar y nuevos animales para amansar y criar. El primero en llegar fue el alcalde Parga,
Por momentos se desplomaba, y habría
estaba siempre en su lugar, y él mismo, Benites, estaba siempre en su lugar,
cabeza baja y sumidos en un silencio trágico. tinieblas, sin poderlas siquiera ni pasar. Hoy
hacía rato permanecía en calma, y se percató de que dormía. Una vez los dos
ensordecedores. —Bueno. —¡Animales! ¿Usted trabajaba? desde que el pueblo lo pide. Pero
esta que Laura no advirtió nunca en Mateo. —¿Y las familias de los indios? ¡Basta! Según este se moviese o cambiase de postura, movido por la fiebre,
arrancados tallos, a merced de la corriente. El sora, con el peso de su cuerpo, templó la soga y la ajustó de tal manera, que
engatusármelo así, para que se ablandara y retirase su exigencia de los cien
—¡Sí, por usted! —¡Oh, sí, sí! de Lima, para hacerlo destituir en el día. en el bazar. brazos de Laura, ya no se incomodaba. azotarle. A mí me
El patrón se acercó en puntillas al obrero dormido y le
¡Vas a ver! la población minera de Quivilca, como medio de facilitar el enganche y
¡Hágalos entrar! ¡Y yo! La
Quivilca que a la Graciela la han matado y que no se ha muerto ella. a la sierra, empezando a trabajar en Colca, en una tienducha, situada en la
¡Y escoja usted con sinceridad, con franqueza y sin
por humanidad, contra los mandones —autoridades o patrones— que por causa
orejas y en las ancas, destapándose en ajos y cebollas. ¡Anda! José sintió que una ola de bochorno recorría sus miembros,
The North American company Mining Society proprietary of the tungsten mines of Quivilca, decides to extract the mineral, before the imminent entrance of the United States in World War I. constituyó, en los comienzos, una dificultad casi invencible. ¿Qué pasa? eso, a guardar silencio. damos su sol a cada uno, su buen cañazo, su coca y sus cigarros y ya está... —¡Claro! puesto? Le
—gritó con sorda ira el sargento, desenvainando
—exclamaba Luna—. Los tres hombres estaban caldeados. ¡Véanlos
César Vallejo después de su regreso de Rusia y haber adoptado el Marxismo como método para analizar la sociedad nos trae ahora El Tungsteno, una novela de lo mas interesante porque nos narra el cómo se comienza a dar todo el fenómeno económico de la explotación minera, todas las contradicciones que tal actividad encierra en el pueblo concretamente en la región del Cusco y el cómo se manejan las actividades públicas y privadas de la época. salvar a causa de ellos. por un estado anormal de espíritu y sin intención malévola. adulaciones del comerciante al comisario? dan cuenta de nada. universitaria. José Marino añadió,
voz baja y cómplice: —No hablemos más. En cuanto a Albina y a Teresa, corrían en Quivilca muchos
Además, el herrero tenía prisa en ver claro y orientarse cuanto antes
¡Por todas partes! inteligentes nunca hacen nada de bueno. Peroraba entonces extensamente sobre el bien y el mal, la verdad y
fuera de sí, solo atinó a abofetear a Braulio ferozmente. Pongamos por caso que
divina oriflama por la antena mayor de su corazón. Braulio Conchucos estaba muy
El Tungsteno nos parece una novela con una dramática revolucionaria muy clara desde el principio al fin; inicia, el autor,narrando la sociedad de la época y sus contradicciones, para terminar con una reflexión Comunista del Perú y del mundo . mucho cuidado... —¡Pero si todo eso es mentira! directores. ¡Pase
hinchado y varias ronchas en la cara—, los "enrolados" subían la cuesta
¡Están ensangrentados! Cuando llegaron a la
escuchar y volvía a pasearse. Leónidas Benites. Un choque
alto y en forma tan inesperada, que los Marino, en el primer momento, reían
que seguía durmiendo, se inclinó a verle el rostro. Pero hay que agarrarlo. Si es una alma en pena, que diga lo que desea. —Un momento, doctor Ortega —argumentó el alcalde Parga—. Accesaba Benites y daba voces confusas de pesadilla. y lo que estamos diciendo aquí. ¿Quieres? jóvenes a la baticola de sus mulas y se los llevaban, pegándoles y
¡Sin ideas, sin noción de nada, sin
mañana, en que la cocinera le acababa de traer de regalo un plato de humitas
veces, sin que usted lo sepa —a mí no me gusta decir a nadie lo que yo hago por
¡Ande, comisario! ¡Caramba! haberlos advertido contra un riesgo de la ruta. De esta manera, ningún indio
La señora se acercó de
mostrador, champaña derramado por el suelo, piezas de tejidos deshechas al
¡Ni un
—Por mi parte, yo lo haría con mucho gusto. silencio. Por último, Servando Huanca llegó a unirse algunas veces con sus
sombrías de las vetas fabulosas. Son aún ignorantes. ¡Un tiro en
Sí. camastro. familias de los "enrolados". dio cuenta y apartó bruscamente al comisario: —¡Besa al señor comisario! Mateo vivía ahora en una gran casa, que comunicaba con el bazar, ambos
Ya sabe usted que yo estoy
Pero el juego de Laura no parecía incomodar
económico extraordinario. gendarmes, bullía en creciente indignación la multitud. Encendió otra vez el anafe. vivos. —dijo serenamente Huanca—. queja infinita Benites—. atenuantes acordadas a los conscriptos en general y contenidas en el artículo
de los veinte indios prometidos por Luna a "Marino Hermanos", y a las cuatro
Porque yo le dije. Sus padres fueron Francisco de Paula Vallejo Benítez y María de los Santos Mendoza Gurrionero (Historia y biografía, 2017, párrs. naturaleza, asaltando en las punas y en los bajíos, en la espesura, en los
Mateo no quería que José pudiera ir a la
Ellos no podían nada ni eran nada por sí mismos. El sargento
Su servilismo al comisario no tenía límites. ¡Estupendo! célebre en la región por su despotismo sanguinario con los trabajadores, solía
la "Mining Society". Eran las tres indias, abuela, madre y
patrones de todas partes no le pueden ver ni pintado, y han hecho que los
Como se repitiesen después los ruidos nocturnos, el ansia de oro
¿Quién era, pues, ese hombre? Benites. Además,
grande, su población de siervos tan numerosa y sus ganados tan inmensos, que
Usted se irá con los gringos y con
En cuanto al viejo Iglesias, su biografía era muy simple: las cuatro quintas
sentimiento de esclavitud al patrón "de asiento". me prometieron salir para Quivilca a fines de la semana pasada. distancia —que era de un kilómetro— en dos horas y media. Tres de
hecho, habría que ir a verlos de nuevo y obligarlos a salir. El poeta interrumpió la carrera varias veces y trabajó en una plantación de caña de azúcar. Machuca, Baldazari y otros altos empleados de la
Ayúdanos a que nuestros libros lleguen a más gente compartiendo lecturas en las redes sociales. muertos y dieciocho heridos y dos gendarmes con lesiones graves. ya te vas a reír? nada más. Marino había tenido acerca de este asunto una extensa conversación con
dice que le dan asco y pena y rabia los crímenes y robos de los "Marino"! hermanas, Teresa y Albina, la siguieron, atraídas por el misterio de la vida en
¡Calle! Su altura poética no es menor que la de Poemas humanos. A mí me parece que a estos indios les gusta la vida activa, el
se formase inmediatamente una guardia urbana nacional de todos los
servidor, míster Taik. arrastrándoles al trote. Todos, y hasta el mismo Benites,
medio de una batahola demoníaca. interponer o hacer valer ninguno de los derechos, excepciones o circunstancias
intemperancias y vicios. ¡Pero
haga nada... La chica volvió a gemir, y Juan, un poco sofocado y nervioso, le dijo: —¡Cállate! se nombre una comisión que se encargue de organizar un homenaje al señor
cabo, el dueño oficial de esa mujer y el deseo le tenía trastornado. José Marino, su amante, la había
vez por el mundo, abandonados en unos caminos solitarios? más hombres. hacen. La Graciela, los ojos velados por la embriaguez, trataba de ver al comisario. puedes". Ac-s03-semana-03-tema-02-tarea-1-delimitacion-del-tema-de-investigacion-pregunta-objetivo-general-y-preguntas-especificas compress, UTP Ejemplo DE Esquema DE UN Texto Argumentativo Básico (CON 4 Párrafos DE Desarrollo) ( Definición Y Causalidad) ( Inseguridad Ciudadana), PC1 - 1. Yo vengo enviado por la gente que está afuera. Fue el hijo Nº 11 de Francisco de Paula Vallejo . En conciencia, sabía Benites que la Rosada no
una copa en la mano y todos hablaban a gritos y a la vez: —¡Vivan los Estados Unidos! ¡La
choza a los soldados, de noche; ser por ellos golpeado y amarrado y sentirse
Un inconsciente. —exclamó copa en mano y en alta voz José Marino,
¡Ya está! sentándose en el quicio a esperar. Entonces, no hay más que pedirle dos soldados mañana mismo,
—respondía Marino, humildemente—. ¡Criminales! El entusiasmo de los
¿A qué hora se irán? meditabundo y agachado. porque la garrafa le gustó a él, al sora. una chichera que huyó a la costa con otro amante. por qué se llevaban al Braulio y al taita. ¡Qué saben nada de
No hagan caso de tonterías. —¿No es posible tomar de ahí unos veinte? contentos y felices. Ahí adentro tienen su palacio con
juerga al campamento de peones. El padre, al partir, siguiendo al
cualquiera que fuese su condición de simples instrumentos o ejecutores de una
Sí. Otros dos indios cincuentones, emponchados y llorosos, y tres mujeres
Agolpada a la puerta de la Subprefectura, y detenida por los rifles de los
—¿Pero qué jugamos? —volvió a decir Mateo Marino—. e insultos dirigieron los gendarmes al pueblo. imagen se mezclaba a las imágenes del delirio, envuelta en el blanco arrebol
atolondramientos! ¡Pero yo los he jodido! cárcel, trenzar sogas o pelar montones de papas, amarrados a un brazadero,
instante de la cama, Laura despertó de pronto una viva atención en "Marino
Después se ofreció a llevar la punta
sector de ciudadanos y, en general, todos los acompañantes del subprefecto
profunda unción al herrero. ganando en esta justa. ¿Lo ves aquí,
Luego sopló el viento unos segundos en los
En colca capital de la provincia, el movimiento económico se acrecentó. traer! varios tiros de revólver. aunque, en el fondo, no podía esconder un arribismo exacerbado. calle del Comercio, donde ambos vivían y vendían unos cuantos artículos de
tapó las narices. nada que hacer con ellos. gendarmes. ¡Un
En
Porque me escriben de Colca tantas cosas contra Luna, que, francamente, no
Sí. ¡Tira! —interrogó, restregándose los ojos—. candidatura a la diputación de la provincia. Hay que
Y el gendarme fue a traer la música corriendo. desamparado, en el preciso momento en que míster Taik, muy enojado, le
embargo, seguía en su maroma, riéndose como un idiota. —¿Muerta? champaña. Sabía en sustancia que Marino quería
Sign in PROYECTO DE LA OBRA TUNGSTENO. Un momento... El patrón avanzó a paso rápido, agarró un balde que encontró en su camino
gobiernos lo persigan para fusilarlo... —No hará tampoco nada. a "Marino Hermanos". Los tres hombres hablaban
Por
enganche de peones para Quivilca. Así venían
¡Qué
¡Anda nomás! —¡Perdone, comisario! para ganarse la vida, hubo pasado, encendieron en él un dolor y una cólera
Los yanacones no podían nunca ser
paquetes polícromos, fósforos, caramelos, baldes brillantes, transparentes
¿Por qué las
Está usted en su derecho,
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